¿Qué provoca en vos el enojo?
Seguramente te has sentido enojado en más de una oportunidad. El enojo es una de las emociones básicas que compartimos con los animales y que, de alguna manera, nos ayuda a cuidarnos y a sobrevivir en las selvas que habitamos.
Al tratarse de una emoción, se desencadena por algún suceso. Quiere decir hay algo que nos pasó que "nos hizo" enojar.
¿El enojo se puede controlar?
Seguramente encontraré a varias personas que inmediatamente responderán que si. Que el enojo es controlable que podemos manejarlo, frenarlo y demás. Desde mi experiencia trabajando conmigo y con personas, esto no es posible. El enojo aparece como un volcán en erupción, sentimos calor en el cuerpo, nos tensamos, la respiración y nuestras pulsaciones se aceleran, adoptamos una posición de ataque o defensiva y en definitiva nuestro cuerpo se pone en alerta para proteger nuestra humanidad. Todas esas reacciones son automáticas e inmediatas, no las podemos controlar. No somos capaces de frenar la aparición del enojo. Si está a nuestro alcance elegir que hacer una vez que éste se manifestó y se encuentra con nosotros... Al final de este artículo les comparto que podemos hacer...
¿Por qué nos enojamos?
Las razones pueden ser varias. Hay algunos que dicen: "siempre se puede encontrar un motivo para estar enojados". Otros dicen "nos enojamos por deporte".
En mi caso y si me observo, uno de los principales enojos es en torno a mis expectativas. Espero que algo suceda de determinada manera, que las personas actúen de la forma que pretendo, que las cosas se den como las espero o imagino.
Cuando eso pasa, suelo responder impulsivamente, largando y poniendo en conocimiento, a quien corresponda, de todo lo que me ocurre. La mayoría de las veces sin medir las consecuencias, en ese momento, de mi forma de actuar. De alguna manera aprendí en mi historia personal, que acumular enojos se torna como una olla a presión. Si seguimos almacenando vapor, tarde o temprano la tapa de la olla va a saltar. Y ahí si, seguramente, vamos a hacer daño.
Entonces que mejor que ir largando el vapor apenas la olla comience a calentar... Así suelo justificarme al reaccionar así...
De lo que he podido experimentar, también es frecuente que el enojo se manifieste cuando consideramos alguna situación injusta - en base a nuestros valores y creencias - . Esa injusticia puede estar ocurriendo con nosotros o puede estar pasando con alguien más. Entonces ante ello, salimos a manifestarnos, a mostrar nuestra disconformidad con la injusticia que detectamos.
A veces nos enojamos sólo nosotros, en otra los enojos son colectivos. Nos agrupamos para mostrar juntos eso que consideramos injusto o impropio. De vuelta, salimos a atacar o a defendernos, en este caso en manada.
Cuando el enojo se transforma en resentimiento
¡Cuánta gente resentida encuentro todo el tiempo y cuántas veces me vi yo resentido! al punto de no poder pensar más que en eso que "me tiene" enojado.
¿Qué es el resentimiento?, ni más ni menos que acumular el vapor del que hablaba más arriba. Acumular significa, que nos adueñamos de ese enojo lo hacemos propio y vamos juntando evidencias que justifican y respaldan seguir enojados. Son eternas conversaciones con nosotros mismos, donde damos vueltas, aparecen sentimientos de venganza o deseos de justicia divina. Nos enredamos, no encontramos salida o la única salida que vemos viable es seguir enojados, muchas veces a la espera de que el otro se de cuenta de que estamos así y haga "lo correcto". Quedamos atados, prisioneros, sin darnos cuenta de que nosotros mismos somos los carceleros.
¿Qué hacemos si eso nos sucede?
Creo que primero es darnos cuenta de lo que está pasando. Quiero decir, muchas veces estamos invadidos por el estado de ánimo de resentimiento y no nos damos cuenta.
Nuestros amigos, familiares, compañeros de trabajo nos preguntan que nos pasa, solemos no estar presentes sino más bien perdidos en nuestro laberinto mental sin salida. Para esto, una conversación de coaching puede ser de gran ayuda para darnos cuenta de lo que nos sucede.
Una vez que lo vemos, podemos decidir hacer algo con eso. Desde ya una de las posibilidades es seguir enojados. Pareciera que muchas veces "disfrutamos" de estar así. Lo digo en estos términos, porque solemos manifestar no estar dispuestos a que nada cambie.
Siento compartirles que los milagros pocas veces ocurren. Con esto me refiero, por ejemplo, a que la persona con la que estés enojada, se de cuenta sola de tu situación, ¡corra a tu amparo y haga lo que corresponde!
¿Eso puede pasar?, ¡si claro que puede pasar!, la pregunta es ¿Estás dispuesto/a a esperar el tiempo necesario para que eso suceda? ¿Cuánto tiempo de tu vida vas a acumular (o en otras palabras sufrir) hasta que pase?
Entonces mi recomendación es.... - probablemente con lo que leíste hasta aquí, ya tengas la respuesta -. Lo que recomiendo es: dejá de conversar solo y encontrate con esa persona, compartile tu situación, contale que te pasa, como te sentís, pedile lo que necesitas y dale la oportunidad que de primera mano - y no por chusmerío de alguien más - pueda saber que es lo que te duele o te dolió.
Si lo lográs, te vas a sorprender. Te lo aseguro. Una de las cosas que puede llegar a suceder, es que la persona recién se entere de que vos estabas enojada. Si la relación para ambos es importante, el cuidado hacia el otro necesita estar presente. Muchas veces, el enojo se produce por disenso en los puntos de vista. Maneras de ver la vida... No todos miramos igual...
Que abras esta conversación, no significa que te vas a amigar, que la otra persona va aceptar que las cosas son como vos la ves. Si será una manera de liberarte y una oportunidad de aceptar que estás conversando con alguien que puede mirar distinto a vos...
Si tu elección, en cambio, es seguir esperando que la otra persona se de cuenta de tu dolor, - ¡como no se va a dar cuenta sola de como me siento, si me conoce! - lo que te invito a mirar es ¿Cuánto espacio de tu cabeza y de tu vida ocupan esos pensamientos?
Si no vas a decir nada porque, por ejemplo, has decidido cortar la relación, el camino puede ser aceptar que has tomado esa decisión.
Aceptar significa liberar tu mente de esos pensamientos y que la vida siga por otros caminos. No es olvidar, porque humanamente eso puede ser imposible.... quizá si perdonar. Aceptar que vemos la vida de otra manera y en esta situación no coincidimos. No hay mejores o peores, solo distintas formas de verlo.
Que otras posibilidades tenemos ante el enojo
Qué más podemos hacer o nos puede suceder. Me importa decir que lo que escribo no es taxativo ni único, pueden haber infinitas posibilidades más y las que comparto son las que para mi en este momento se me hacen significativas.... Si te sirven genial.
1. Largar todo y mostrarlo rápidamente
Les decía más arriba que es una manera que personalmente suelo elegir. ¿La recomiendo? Si en tu caso sos de acumular, puede ser una vía rápida de escape y de liberación. Ahora... cuidado porque podemos generar daño. Nosotros probablemente quedemos liberados en ese momento, pero la otra persona contrariada. Alguna de las consecuencias es la culpa posterior que nos puede aparecer o que en definitiva, no logremos nada más que empeorar la situación.
2. Cara de póker y acumular
Hay personas que tienen una habilidad innata para cambiar de tema rápidamente si se ven enojadas, disimular con gestos auspiciosos y hacer silencio. El tema es que aquí lo que hacen es evitar conflictos, no plantear las situaciones. El riesgo es que las situaciones se sigan repitiendo muchas veces más, vivamos reiteradamente situaciones injustas o que nos molesten y solo las dejemos pasar.
En definitiva se vuelva resentimiento. Cuidado porque tarde o temprano, vas a explotar. ¿Qué es explotar?, significa que cuando llegue el momento de máxima tensión, todo ese enojo acumulado repercutirá externa o internamente.
Si la repercusión es externa, ¡sálvese quien pueda! ¿imaginas toda la energía que vas a largar junta?
Si la repercusión es interna, y esto es creer o no, las consecuencias pueden ser enfermedades físicas de distinto tipo. Algunos le llaman a esto estrés.
3. Aprender de nosotros mismos
Aquí es donde, en mi caso, encuentro la vía más posibilitadora de todas.
¿Qué es aprender de nosotros mismos? Si empezamos a prestar un poco de atención - y sólo un poco -, vamos a darnos cuenta de cuales son las situaciones que nos enojan.
Lo que yo hago cuando empiezo a tener un registro corporal de que estoy enojado - no siempre pasa -, es comenzar una revisión mental de causas. Busco que generó mi enojo... recuerdo los acontecimientos que me sucedieron en el día.
Muchas veces sucede que nuestro enojo repercute en las personas incorrectas, ya que con lo que estamos enojados es con otra situación u otra cosa. En otras situaciones, es una acumulación de sucesos que tuvimos y no registramos como detonadores de enojo, simplemente los dejamos pasar.
Respirar, contar hasta diez, hacer una cuenta regresiva de 5 a 0, escuchar música, salir a caminar, correr, andar en bicicleta, pegarle a una bolsa de box, cada uno sabrá que hacer para canalizar esa energía momentánea y explosiva.
Esa energía puede ser muy poderosa... ¡¡Cuidado con dañarnos y por sobre todo dañar a otros!! - A veces le pegamos a una pared rompiéndonos un hueso o marcando la pared.... je. -
En vez de ello ¿Qué pasaría si logras usar toda esa carga poderosa en algo productivo? Me refiero, aprovechar esa fuerza y canalizarla en algo constructivo.
Una manera puede ser, en tiempos de calma, tener acciones preseleccionadas por si el enojo aparece. Por ejemplo, hay personas que en esas situaciones acomodan la casa. De esta manera irás ejercitando nuevos hábitos y respuestas automáticas más posibilitadoras.
Creo que si empezamos a darnos cuenta, a mirarnos, lograremos que situaciones que antes nos enojaban, en el futuro dejen de hacerlo.
Si observas tu historia te aseguro que eso ya está pasando. Con esto quiero decirte, este enojo puede ser una hermosa oportunidad de crecimiento para tu vida.
Cuando la tranquilidad haya vuelto, si ese enojo es con otra persona y para vos la relación es valiosa, te invito a elegir un buen momento, con café o mate de por medio, - o como vos elijas, en base a lo que conoces de vos y de ella -, a conversar. A contar lo que te pasó, a reflexionar juntos que hacer si esto vuelve a suceder. Te garantizo que hacerlo será de gran aprendizaje para vos y para todos los que participen de esa conversación. Será una posibilidad de crecer como pareja, familia, en una relación laboral, etc.
Reflexiones finales
Volviendo a lo que veíamos en el post de Tiempo e Instante, tenemos el derecho y la posibilidad de elegir como queremos vivir nuestros instantes. En que ocupar nuestros pensamientos, que hacer con nuestros enojos y el estar presentes en todos los momentos que vivimos. ¿Qué vas a elegir vos a partir de aquí?
Nos queda pendiente conversar que sucede cuando el enojo es conmigo mismo. Eso será motivo de otro artículo.
Hasta la próxima.
Este post no pretende dar respuestas. Lo que busca es, desde la reflexión, generar preguntas e inquietudes para que sigas construyendo la vida y relaciones que elegís, mirándote a vos y a tu equipo como los principales responsables de los resultados logrados. Si en algo puedo ayudarte para que eso pase, escribime.
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