
Cuando llegan estos días me pregunto si realmente es el fin de algo. Me refiero tanto el 24 como el 31 son dos días más como cualquiera de los otros días. Pero algo hace que culturalmente esperemos esos días como si tuvieran alguna connotación distinta que el resto de los días.
Entonces reflexiono sobre que valor le damos a cada uno de nuestros días y nuestros instantes, para que existan días más especiales que otros.
Ante eso, que sucedería si a todos los días de nuestra vida recibieran la misma importancia que las fiestas.
Seguimos conversando.
¡¡Felices Fiestas!!
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